31/5/09

Primavera 2009

Ciudad Universitaria primavera-2009, está dedicada a los poemas participantes del concurso poético de la Asociación de Estudiantes de Español (AEE). Los jueces del concurso fueron, el poeta Néstor Díaz de Villegas, Fabio Chee, estudiante de doctorado en la universidad de California en Irvine y la profesora Paola Marín (CSULA). En esta edición incluimos los poemas participantes y a los ganadores. 
Uno de los principales objetivos de AEE es PROMOVER LA CULTURA EN EL CAMPO DE LA LENGUA HISPANA.  De allí la importancia de este certamen de carácter literario desarrollado en la modalidad de concurso de poesía, cuyo objetivo era incentivar la imaginación, la creatividad, la sensibilidad y el interés por la creación poética en los estudiantes de español de CSULA. Igualmente, pensamos que el arte es fundamental para crear un sentido de comunidad, sobre todo cuando ha sido producido por aquellos más cercanos a nosotros. Muchas gracias a todos los que participaron en el concurso poético y a sus ganadores.

atte:

Ciudad Universitaria 



(esta edición es la última que estará a cargo de Thania Muñoz. La próxima Ciudad Universitaria será liderada por nuevos directores.)


Primer Lugar: Adán Pereira

el jurado afirmó,
"no se remonta a la abstracción del signo o de la metáfora muerta. Hasta goza de cierta libertad gramatical debido a su intertexto lingüístico".

Conocido de la Noche

 

De la noche soy conocido

Amigo de las sombras soy fiel

De la luna llena testigo

Y de noches frías en la piel.

 

Caminé  puentes de East LA

Amaneceres en Hollywood

Bajo arboledas en Brentwood

Evitando el ojo de la ley.

 

Tome el freeway hasta el mar

Caminé en la playa sin parar

Hasta que aquel sol detúvome

Retorno a casa forzándome.

 

Manejé hasta  terminar

El combustible, sin detener

Perdido en algún bulevar

Sin intenciones  de saber.

 

Visite cantinas y cafés

Hable igual  con vagabundos

Que me mostraron cómo andar

Sin ser visto, en las noches

De Downtown.

 

Hubo noches de lluvia

Resbalando en el cristal

Deteniendo tan sólo

La velocidad

Pero sin detener esta ansiedad

De tenerte en este auto

Que no deja de soñar

Con tu compañía al volante

Con tu perfume y tú besar.

 

Hubo noches de fuegos

En las colinas sin parar

Cenizas cayendo como nieve

Como cenizas quedaron de tu amar.

Primer Lugar: Jesús Gastelum

el jurado afirmó,

"por medio de la metáfora logra hacer de la noche un ser vivo y multiforme, espejo del poeta".

La Noche Sepulta...


La noche sepulta al sol bajo los cerros oscuros.

Una yegua de angustia se desboca por el barranco.

 

Pálido entre ciénagas de revueltas súplicas.

Mi alma estirada y enferma de turbios alientos.

 

Fue en la extraña, la vieja y extraña soledad

que la lluvia vagaba su extraviado lamento.

 

El sueño arrastrado en la perdida hojarasca.

Libre, rodando en el viento del otoño sombrío.

 

De pronto el cielo acarreaba las nubes lejanas.

La luna hacía blanquear sobre las velas errantes.

 

Tanta ilusión inmensa venida de golpe.

Hasta que el cielo de pronto volvió su antigua mirada...

 

¡Pánico de sacudidas montañas! ¡Evacuación

de tormentas! ¡Violento escape de los mares!

 

Mi vida fue a tu puerta a golpes y gritos de llanto

locamente extraviada entre la muerte de los días perseguidos.

 

No fue sino el invierno, la fría y amarga tristeza

que esperaba de asalto en su hambriento silencio.

 

Crucé en el ajeno desvelo de la ausencia profunda.

Me acerqué demasiado al andamio del alba.

 

Débil en el cuerpo y la angustia devuelta.

Acechado hacia el olvido bajo miradas de angustia.

 

Grave, desbocado, moribundo, colgado en la cruz de tu nombre.

Clavado entre el amor y la sólida pena de tu alma.

 

Ah, cómo no arrancar la ira de la historia ardiendo.

Cómo no escupir en ella la cólera del crudo anhelo.

 

Eras la trémula ansiedad, la sorda ilusión aferrada,

y la palabra blanca teñida por el pecho abierto.

 

¡Oh los abrazos forzados! ¡Oh las miradas desviadas!

¡Oh la furia combatida en la garganta de un volcán!

 

Como un ave busqué la cima más atrevida del cielo,

y el cielo atrevido me tumbó de la cima como un ave.

 

Invasor derrotado. Nocturno derrumbe de incendios.

Sobre ti derribaron las grandes torres del cielo.

 

Sobre ti sacudían las salvajes cadenas sin cesar

frente a ella con los ojos erguidos de una estatua.

 

Tiempo desnudo que descubrió las ruinas quemadas.

Fue el temporal desterrando la vida en su enorme revuelo.

 

Aún detuve la muralla vencida de esperanza.

Aún dejé escapar la sombra del ávido anhelo.

 

Himnos de luto que en las luchas cerraron el cielo.

Apenas los cadáveres yacen cimentados en el sepulcro.

 

Ya la niebla abandona el corazón en el crepúsculo

deshabitado como un pueblo de guerras y diluvios.

 

Evoca mi alma y solloza de pavor en tu recuerdo sangrante.

La noche levanta a todo difunto del cementerio latente.

 

Una gaviota olvidada atraviesa el cielo vacío.

Invaden ciegas serpientes tras la costa del mar.

 

 

¡Ah tirante serpiente! Eres atroz y voraz y bestial

repartiendo noctámbulas medusas feroces.

Segundo Lugar: Jardiel Ferreyra

Invisible

 

Ya con firmeza insisto:                                                

¡Oh! Mi amada soledad,                                               

Ya no me causas ansiedad.                                                

Ya mil veces lo repito.                                               

 

Soledad no eres fría.                                                            

Me lo han dicho Poetas,                                               

Con versos en las libretas.                                      

Eres luz de mediodía.                                                           

 

Poetas de otro mundo.                                                            

Nuestras vidas en caminos,                                              

Unidas por un destino.                                               

Con un sentido profundo.                                           

                                                                                    

Mis caminos son delicia:                                               

Cuando entre la soledad,                                                

Me cobija su tempestad.                                             

Adoro su acaricia.                                                           

                                                                        

Uno, dos, tres, cuatro, cinco.                                               

                                                                                   

Otra vez me atormento.                                                

Cinco segundos sin rumbo,                                               

Han cambiado por completo,                                        

La estética del mundo.                                            

                                                                                    

Un mundo manipulado.                                               

Siempre los mismos tiranos.                                 

Un destino controlado.                                               

Otra vez la avaricia.                                                           

                                                                                   

Caricias sin espíritu.                                                           

Naturaleza perdida.

Caminos hechos de oro,

Sin libertad de salida.


Modernidad tan temible.  

Ya soy individualista,

En tu afán capitalista.

Me tienes tan invisible 


Soledad no atormenta.

Ahora invisible soy.

Mi corazón tan oculto,

Eso si causa difuntos.


Ayer, yo no conocía.

Ahora, no me conocen.


Hoy material me cobija.

Dinero, lujo…material.  


Me miras y me escuchas:

Pero nadie comprendido.  


Guau, Pío, Miau, Cuac, Quiquiriquí, 


Por dentro, soy, seré…

Por dentro, eres, serás…

Por dentro, es, será…

Por dentro, somos, seremos…

Por dentro, son, serán…

                                            

Nada, Ni Polvo, Nada…tan solo. 

 

Alejandro Barco

La rima de tu muerte

 

Rima que te rima

Esta culpa mía

De un fatal error.

Rima que te rima

La única flor

Que erguida toda sobrevivió

A una noche negra de juego

Y de horror.

 

Triste poesía de ritmo lento al nacer

Repiquetea fuerte en cada oro amanecer.

Esperanzada en sus versos

Anhela poesía ser,

Pero la luna rebelde señala

Que hoy tampoco puede ser.

Esta poesía no claudica y no muere,

Porque poesía quiere ser.

¿Tendrá paralelismo?

¿O tal vez repetición?

¿No alcanza su abismo?

¿O su aceleración?

 

¿Y yo? ¿Tendré perdón eterno por causar tu muerte, mi amor?

¿Seré realmente un asesino de tu bello esplendor?

 

El verso de mi poesía ni brilla ni da calor

Solamente oscurece en el frío de mi dolor.

Su onomatopeya rara y bella

Saltó y gritó

Y con exclamaciones terminó

Con una estrofa atroz.

Tú también la protegiste, la perpetuaste

En el suave y blanco aire de tu voz.

 

Rima que no te rima el verde

Porque el negro es mi color.

Caprichosa poesía yo sé

De tu valor

Porque un día un verde

Triste y tétrico me lo contó.

 

¿Y tú, mi amor? ¿Serás la víctima blanca que todo perdona por un amor?

¿Podrás vivir la oscura muerte como lo hago yo?

 

Esta mi poesía se agita perenne

Se ríe y alegra en su canción,

Mientras filosos recuerdos retumban e inquietan

Todo mi corazón.

¡Aprieta el gatillo! ¡Aprieta el gatillo!

Gritábamos ellos y yo.

Ese juego absurdo y estúpido apagó tu voz

Y cerró por siempre tu dulce mirada, mi amor.

 

¡Horror! Dios me gritó con todo furor.

Ya inmerso en desolación,

Escribí palabras melódicas

Buscando razón.

Y así esta poesía nació

Y todo lo superó,

Delicada y pretenciosa

Como lo era siempre tu dulce amor.

 

Un duelo profundo y gris frustración

Atormentaron todo mi mundo,

Todo mi yo.

Rima ¡oh consuelo!

Hoy te invento para ser mi salvación.

 

Rima que te rima

La desgracia eterna

Que sufro sin su amor.

Rima que te rima

La única flor

Que hoy poza en su tumba,

Lúgubre y precursora

De una noche de juego

Y de horror.

 

 

Roxana Corona

Cazador de Sueños

 

Cazador de Sueños que guardas            

mis gritos y mis lágrimas.

 

No me dejes beber el licor de amarguras

que amarran este Corazón.

 

No enlaces esta lágrima entre espinas.

 

Deja caer hasta el fondo de veintiocho

años de vida, este sueño que no es más

que un largo lento suspiro que se marcha

en una inocencia perdida, entre el polvo

de tus pasos sagrados.

 

Deja humo el viento de tus labios.

Así podré volar entre lo más

alto del universo.


Deja que bese cada sueño que guardas.

  

Del Día a la Noche


Que la vida en un soplo se va.

Que todos los méritos no son nada.

Que el humano más fuerte está, día tras

Día.

 

Que tus huesos se derriten en el fuego.

Que el viento te lleve y te desaparezca para

Ser más que suspiros y murmullos

Que palpitan alrededor como fantasmas.

 

Que tu presión sube todos los días.

Que la calentura te arrastra y no te levanta

Con unos tragos de licor y un cigarrillo

Entre labios dices “¿Qué es la vida?”

 

“¡Gozar y ser amable!” exclama un largo grito.

 

Que cuando todo te sale mal en la vida, no sabes

Que hacer más que suspirar. 

Que cuando con unos dólares pasas el día, la semana,

Los meses, y los años, y no haces más que llorar.

 

¡Mañanita querida, deja al sol brillar más!

 

Que cuando dejas que pase el tiempo y no andanzas

Perdidas.  No hay por qué reclamar

Si la flor nacida, perdida está.

 

Deja ver la claridad bajo la oscuridad

Que la vida en un soplo se nos va.