No, no estás muerto.
Pero tampoco estás vivo.
Caíste desde ninguna parte.
Apareciste.
Llegaste entre la nada.
Entre ladridos.
Te diste cuenta que ya no estabas en tu habitación
y te dio miedo.
Bienvenido a la ciudad de Los Ángeles.
La eternidad es tu castigo.
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Estuve apunto de olvidarme de todo.
Si. Pensé en hacerlo.
Pensé en mandar todo al diablo.
Trabajar y llevar corbata todos los días,
como lo hace la gente decente.
Pensé en disciplina
y en otras cosas que no venían al caso.
Y pensé en mandar todo al diablo.
Pero había amucho smog en el aire
y mi camión no pasaba.
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A veces te miro
cuando no te das cuenta.
Nada se detiene.
Todo sigue su rumbo
como si fuera una carrera.
Y miro como mueves la boca
como si masticaras el aire.
Y miro como parpadeas
como si miraras a lo infinito.
Y todos siguen su rumbo
sin saber que existimos.
En esos instantes todo es perfecto
y nadie se detiene para darse cuenta.
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