28/2/11

Cuando espero el bus
by Juan Carlos Parrilla

En la parada del bus
tus labios
pintan mi cuello rojo.

Con besos lentos
exhalas palabras
tranquilas y cálidas.

Me das cosquillas pequeñas
y me dices que
los fantasmas
bien saben
cómo besar
bajo las estrellas.

La jalea pegajosa
de tus ojos
me enloquece.

La niebla de la calle
se mezcla
con tu sonrisa.

Navego esta noche
por tu hermosura en
búsqueda de versos.

Y encuentro una
ninfa de humo.
Marina
by Juan Carlos Parrilla

La cumbia no para
debajo del mar.

Yo entro al baile
contigo
sirena borracha divina

y hago al lado
todos los
peces chavalos.

Soy algo
como tiburón
con cadera de ritmo.

Soy más
como caballito
de mar marinado
en mezcal.

¡Y tu cola
cómo mueve!

Tienes cabello como pulpo
con tentáculos morados
que me enredan.

Tus manos están frías
de abrir ostiones.
Juntabas perlas
en la profundidad
del Caribe.

Beso tus labios
y pruebo
sardinas de lata
sin
salsa de tomate.

Y las burbujas
de la cumbia siguen.



Rayos de luna
quiebran el agua
para llegar
a tus ojos.

Tú y la noche,
olas y relámpago,
tempestad pequeña
en la isla
de mi corazón.

Quiero estar
debajo del mar
contigo todas
las noches
ahogándome
en tu belleza.

Pero ni me
diste tu
número…

17/1/11

El viento es un niño…
Por Jesus Gastelum

Vagando por los pueblos
Busca la calma del jardín
Para deleitar a las rosas
Y entretenerse con el jazmín.

Se sube entre los árboles!
Tumbando las manzanas
Deshojándole los brazos
Y espantando los canarios.
Mientras bájase de pronto
Para treparse ahí de nuevo.

Y arriba van las nubes!
Esperándolo a que suba
Y acarrearlas por el cielo
Cual rebaño hacia sus cunas.
Mas descalzo va en las calles
perseguido en la hojarasca
saltando entre las piedras
caminando por las charcas.

Huye el viento por el campo!
Con su libertad de pájaros
Entre las yeguas y caballos
Que se echan en el pasto.
Luego llega a los trigales
Dispersando las espigas
Despertando las palomas
Que alimentan a sus crías.

Dulce revuelo de hojas!
Oh, travieso niño
Entrando por las casas
Azotándome las puertas
Y huyendo en las ventanas
Redoblando tenedores
Y doblando las cucharas
Como una banda única
De metales y campanas.

Mas no se cansa el niño viento nunca.
Y de pronto viene a mí entre la distancia
Así acarreándome de plumas blancas,
Canciones viejas y fragancias largas.

Oh! necio niño sobre mi hoja clara
Deseando ver el verso que le escribo
A mi novia amada.

16/1/11


Que no te maten ellos
Por Javier Padilla

Despertó con ganas de morirse. Se sentó en el bordo del lecho y las plantas de sus pies descansaron en el fresco del tepetate. Hubo veces que llegó a culpar a Dios de haber perdido a sus viejos, después se arrepentía. Con la espalda arqueada más bien por la mala costumbre que por los años que cargaba, apoyó el codo izquierdo sobre la rodilla y se estiró para abrir el cajón del buro. Sacó un revólver que descansaba encima de una estampa de Jesús con la insignia “Viva Cristo Rey”. Examinó el arma entre sus dos manos. Era una .45 que su padre había usado en los comienzos de la revuelta. “Si te agarran ya sabes que hacer;” le dijo y le dio el revólver, “no les digas donde esta el cura y no les des el gusto de que sean ellos los que te maten.” Estaba todavía tal y como se la había dado: con tres municiones en el cilindro. Entonces le invadieron los pensamientos. Titubeó en sus intenciones pues la conciencia le remordió con la cuestión de cometer doble pecado al quitarse la vida con la misma pistola con que su padre había combatido a aquellos que mataban a los que defendían a Dios. Sin embargo tomo el revólver con la mano diestra y se lo llevo a la sien.
Se alcanzaba a distinguir en su cara líneas verdosas en la piel quemada por el sol. Una de esas venas cruzaba el boquete de la pistola. El frio del metal en el pellejo le volvió a recobrar razón en la seriedad de su propósito. Había perdido toda su familia a causa de la lucha. Apresaron a su padre en su jacal y dos días después lo encontraron colgado de un mezquite para el escarmiento de los demás. “Si haigan sabido que yo era su hijo a mí también me matan- eso pensaba a causa de los recuerdos -pero no me encontraron nada, ni la estampa que me regalo mi madre.” Cuando lo soltaron su madre ya no estaba. Nadie le supo dar razón.
Sabía que tarde o temprano lo vendrían a buscar. No le quedaban ganas de vivir. “Se sufre más” -pensó. Entonces escuchaba a su madre. “Para alcanzar la gloria de Dios hay que hacer muchos sacrificios”. Los ladridos de los perros opacaron aquella voz pero no lograron distraerlo lo suficiente como para que bajara el codo de la altura de su hombro. La puerta se abrió al primer culatazo y vio a dos soldados en la penumbra de la entrada que no esperaban encontrar a alguien y mucho menos con pistola en mano. Se acordó de su padre ahorcado pero desperdició la oportunidad y los tres tiros en el primer soldado.
Por Jesus Gastelum
Canten pájaros, canten!
Antes que yo me muera.

Canten mientras yo palpite en esta tierra.
Levántense y desplúmense en mi cabellera.
Canten porque de sus cantos resonantes
Amanecen y se elevan mis palabras delirantes.
Compartan el secreto que me oculta la magnolia.
Quiébrense de modo que despierten las estatuas
Y la tarde baje a su tumba alegremente muerta.
Extiendan por el cielo sus grandiosas redes
Para que el viento las redoble con sus manos
Cual las viejas cuerdas de un arpa encantado.

Dóblense, Oh! Fieles mis huérfanos,
Que huyen y regresan a mis ojos solitarios
Siervos que alimentan mis ansiosos huesos
Con el coro interminable de la tierra inmensa.

12/10/10

Después de estar ausentes por algunos meses, ¡estamos de regreso!

Ciudad Universitaria está finalmente de regreso este otoño 2010. Te invitamos a que te conviertas en colaborador de nuestra página dedicada a la creatividad del departamento de español en CSULA. ¿Qué esperas? Manda tus escritos o lo que necesites expresar através de esta válvula de escape.

Estén atentos para enterarse de la fecha límite de nuestra próxima edición. Pueden mandar sus escritos, fotos, pinturas, música, lo que se les ocurra a aee.csula@gmail.com, escriban como título en su correo "Ciudad Universitaria".


¡Esperamos leerlos pronto!


Atentamente,


Ciudad Universitaria

16/4/10

Desgraciadamente por falta de contribuciones no se publicó una edición de invierno completa, pero éste trimestre esperemos que sea mejor. Recuerden, su poesía, escrito, cuento, o reseña podrían haber estado aquí. Así que no esperes y colabora ya. El tema de la próxima edición es tema libre, ¡tú decides!


Las palabras dan vida a la música y esto se convierte en el arte más directo, que entra por el oído y llega al corazón:

http://new.music.yahoo.com/videos/CarlosBaute/Colgando-en-tus-manos-con-Marta-Sanchez--217230537

Puerto Rico


































































15/4/10

Jesús Gastelum

Trabajo escrito en base a los doce temas interpretados en el álbum "Revolución de Amor," por el grupo musical Maná.






Cuando el Señor se hastió
Del pecado del hombre
Bajaron los doce ángeles
Apóstoles de Cristo
A la cima de un alto cerro
Con un caracol blanco
Cada uno erguido.



Y mientras nos arrodillábamos fueron cerrándose
desde el oriente hasta el poniente las nubes oscuras.



Y el primer ángel sonó su cuerno en arrobamiento
causando un viento tan fuerte que desvistió los pinos
Y procedido éste por un canto de dolientes reclamos
fue tumbando las estatuas blancas de las tumbas.



El primer ángel manifestó su canto entre sus dientes apretados
Y distinto fue a los otros porque era dividido en tres fragmentos
Y cada fragmento guardaba un llamado:

El primer fragmento reclamaba algo respecto a los tiranos
que hubieron en la historia de injuriar a su hermano.



Vi unos cuervos, al cesar esas palabras,
Salir de sus cuevas con las alas ardiendo
Y buscaban el agua para segar las llamas
Pero no encontraban ni una sola charca
Porque el Señor les nublaba la mirada
Y así tuvieron que morirse en el viento
Hasta caer de bruces sobre a la tierra.

El segundo fragmento se quejó de los pueblos que estos
Tiranos habían arrebatado por cultivar su laurel ajeno.
Y el tercer fragmento reclamó ante el espíritu enfermo
Que no obra sino en deslealtad y codicia.

Al cesar del tercer fragmento recuerdo haber visto
Unas cadenas desceñirse en cenizas sobre la tierra
y unos esclavos locamente a los pies de los cerros
Huyeron a reverenciar los santos redentores.

Entonces dobló su cuerno el tercer apóstol,
y las olas todas vi alzarse más alto que las torres del oriente.

Esta su voz fue más ligera y clara, pero firme, sin embargo.
Y doblaron las campanas de los más antiguos templos.
Algunos derrumbáronse mientras oraban dentro de ellos,
y otros permanecían inmóviles de pie.

Sus versos imploraban por la fe infinita, y asimismo
lamentaban las querellas que extinguían al hombre.
El viento no cesaba de doblar los campanarios,
y las enormes olas permanecían a lo alto.

De pronto el viento que arrastraba una piedra
Me arrolló tan lejos hasta que perdí mi juicio.
Y al tiempo que desperté vi que ya el penúltimo
alzaba su cántico alado entre las cimas.

El más grandioso, sin embargo, fue el canto último de ellos.
El ángel proclamaba el corazón de todos los hombres y mujeres.
Que "hemos de salvarnos si nos contenemos en la gracia del amor."
Parece que hube oído en su canto mientras le besaban en sus manos.
"Amaos hombres y mujeres. Persistid de pie ante las luchas del día."
Y es lo último que recuerdo haber oído y visto bajo aquel crepúsculo.
Algunos pájaros se levantaron de repente entre unos grandes árboles.
Y al mismo tiempo sonaron sus cuernos los doce ángeles discípulos
mientras eleváronse lentamente hasta perderse en el vaho del cielo.
Y cuando ya no lograba verles fueron abriéndose de nuevo los cielos.
A mi entorno todos permanecían en silencio arrodillados, y algunos
largas oraciones repetían en sus labios con sus miradas abajo.
Ya no recuerdo más, bajaron doce ángeles con la esperanza
de suscitar una revolución de amor para redimir al hombre.
Pronto habremos de extinguirnos si no cesamos la contienda,
el mismo ángel, redentor de todos los heridos, me lo dijo
mientras encontrábame inconsciente, inmóvil y absorto,
a los ojos del Padre que nos miraba desde el oriente.

30/1/10

¡Estamos de regreso!


Vayan preparándose porque la próxima edición de Ciudad Universitaria estará dedicada a todo lo que tenga que ver con la música ya sea por medio de fotos, canciones, historias, etc. Más en específico queremos que nos envíen esos escritos que desde el punto de vista de ustedes podrían ser la canción hit del momento. Sí, leyeron bien ahora se van a convertir en compositores, así que estén pendientes para más detalles y recuerden qué sería de nuestras vidas sin la música.

"La música es el corazón de la vida. Por ella habla el amor; sin ella no hay bien posible y con ella todo es hermoso".

Franz Liszt (1811-1886) Pianista y compositor austriaco de origen húngaro.

18/12/09

¡Gracias!

Ciudad Universitaria les desea un prospero año nuevo y les agradece a todos por ser parte de nosotros a través de sus palabras.




No sigas el camino; ve por donde no halla vereda y deja una huella.

- Anónimo

Rondaba la Ninfa...

Por: Jesús Gastelum

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Este es un relato de una hembra que, al causar algunos hombres,fue forzada en las callejas de una ciudad.
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La misma ninfa cuéntame su grave historia al comenzarmas después los versos quiébranse del llanto en su cantar.
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Rondaba la ninfa por los campos silvestres.La luna a lo alto ardía llamando en sobresalto las más feroces bestias del bosque silencioso. El viento levantábase y cantaba de lujuria,cuando unos ojos grandes fulguraban los verdialesacechándola en las llamas del crepúsculo muriendo.Un lobo aullaba entonces en la cima de unos cerros y clamábale a la luna en soledad del cielo negro.La ninfa así espantada en su camino se perdió al tropezar una serpiente que furiosa le clamó:“las aguas y amapolas también descansan.”
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Orgullosa y ciega ella sus pasos continuabahacia un camino acorralado entre ciénagas oscuras.Y en los brazos de un arbusto despertose una lechuza bajo algunos viudos cantos despertándose otros cuervos.La ninfa estremeciose entonces bajo algunos pinosal oír estas palabras de esos pájaros sangrientos.“ no andes por los campos de las almas que reposan.”
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Y cesó el relato apenas la hembra sollozando.
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Su blanco rostro sonrojose al presenciar su desventura irremediable. A su espalda abrían su boca los pantanos tragársela queriendo, mientras se quemaba ya la luna como una cruz de luto bajo el cielo. Su mirada ella torció cuando volvíase hacia atrás descubriendo los dientes centelleantes que su carne perseguían. Surgía entre las ramas un aroma inmundo de moscas. Ella aligeró su huida entonces pero ya su cuerpo arreaba el hambre de los leones aferrados.Y allá bajo el acoso la ninfa tropezó al vacío de una charca que causole así caer en el barranco de una leona. Y rendida allí en el fondo, la ninfa levantó sus ojos, a su entorno descubriendo un pavoroso círculo de bestias rugientes.