4/1/09

Raúl González- Poesía

El silencio fue el protagonista de una película a cámara lenta
Cada paso sin destino alguno
Cada uno el espectador del otro
La carrera había quedado en el olvido
El ser estudiante regresaría en algún futuro
Pero aún no.
En esos momentos solo queríamos ser los habitantes
De una ciudad más nuestra por las noches
Cuando los demás turistas se iban a dormir o a los clubs
Y solo quedábamos nosotros dos
Dejándonos enamorar por el graffiti y los callejones oscuros.
A más de un curioso le dijimos que nos dedicábamos a ser poetas.
Otra cosa nunca habíamos sido.
Otra cosa no queríamos volver a ser





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Hay días que nunca llegan.
Mueren con los calendarios
en alguna planta de reciclaje.
O quedan arrumbados
debajo de la cama
en una caja de cartón
haciéndole compañía a las telarañas
y los calcetines perdidos.
Y Hay días que quedan,
sentenciados a la espera,
en una fotografía dedicada
en la que juré que regresaría.

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No hay nada que ver afuera. 
Hay unos árboles y unas casas
y se oye ladrar un perro
pero siempre a lo lejos.
Siempre llegando en frecuencias vagas.
Siempre fugándose con los parpadeos.
Tiene que ser una señal de vida, digo en voz baja,
en éstas calles muertas,
como silenciadas por una catástrofe nuclear,
en donde solo falta un anciano tocando el banyo
para confundirlas por un paisaje hidráulico de disneylandia.
Un paisaje anormalmente tranquilo,
antes de llegar a la cascada final.


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Somos poetas.
Poetas muy malos
y con faltas de ortografía.
Poetas perdidos en una ciudad sin calles
ni gente.
Una ciudad infinita, sin letras.
La más triste y fría.
Una ciudad perdida en el horizonte.
La última en ver el sol.
La última en creer en nosotros.
Pero nosotros somos sus poetas.
Poetas muy malos
y con faltas de ortografía.
Pero suyos y de nadie más.
Y al final de todo
no sé que es peor.
Si unos poetas sin ciudad
o una ciudad sin poetas.

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No creo en el infierno
ni mucho menos en el paraíso.
Pero si algún día
por cosas de la vida
le tuviera que pintar el limbo
a un idiota, por dinero,
le pintaría un atardecer interminable
sobre una mar color a nada.

















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