4/1/09

Heriberto Orea


Bolsillos vacíos

     Lalo tenía un aspecto en su cara de no dormir suficiente. Su figura era delgada y en su cara se podía encontrar una sonrisa amistosa. Todas las mañanas se perdía fácilmente entre la multitud de estudiantes que, apresurada, trataba de no llegar tarde a clases.

     Los padres de Lalo aún no entendían por qué prefería vivir como un pobretón, con ropa vieja, zapatos desgastados y sin dinero en los bolsillos. << ¡Mejor vete a trabajar! Te la pasas de flojo todo el día en la escuela, de seguro nada mas con los amigotes>>, le decía su madre. Tampoco pudo encontrar el apoyo que desaseaba en su padre puesto que él opinaba lo mismo.

     Por cuatro años tuvo que escuchar la misma cantaleta << ¿Cuándo vas a trabajar? El dinero se necesita ahora>> le decía su papá. Pero la motivación de Lalo fue más grande que cualquier comentario o insulto que le hicieran sus padres. Así que después de todos sus sacrificios y noches en vela, finalmente terminó sus estudios. En la ceremonia final sus padres estaban presentes. Al terminar la celebración, ambos se acercaron a Lalo y le dijeron: << ¿Ya ves mi’jo? Siempre supimos que llegarías muy lejos>>.

1 comentario:

Thania dijo...

La persistencia es una de mis virtudes favoritas. Además, los padres no siempre tienen la razón (saludos a mi papá ). Me encantó este escrito, es la historia de tantos estudiantes (de CSULA).